jueves, 17 de mayo de 2012

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Cuando era pequeña,siempre me iba a dormir temprano para levantarme con fuerzas,tenía ilusion de ir al colegio con mis amigas y ser feliz. Después,deseaba que fuera la hora de llegar a casa para poder ir al parque y jugar,ya fuera con la arena,con los columpios o simplemente correr como una loca sin miedo a lo que pensaran. Fue pasando el tiempo y todo iba cambiando,pero seguía siendo feliz. Empecé a ver que existía aquella palabra tan oída a todo el mundo; el amor. Ya claro, amor a mi manera.
Ningún problema podía con migo,ya que no me daba cuenta de ellos. Podía pasarme horas y horas jugando a las tiendecitas, con la pelota o con una simple muñeca. ¿Llorar? en aquella etapa era perder un peluche, discutir con mi madre o pelearme con una amiga por la misma barbie. Llorar era sentirme mejor, era la solucion para conseguir todo aquello que quería. Pasaron los años y nada era igual, aquella palabra: amor, tenia mas sentido. Ahora entendía el por qué de cada beso que se daba la gente. El por qué de aquella sonrisa que mantenía una persona tan solo con ir agarrada de la mano de otra. Empecé a entender que después de alguna amistad,podía haber algo más. También comprendí la palabra: problema. No todo se conseguía llorando, tuve que aprender a ser fuerte y siempre dar una buena explicación a todo. Ahora, dime lo que quieras sobre la vida,sabre respondértelo todo, porque a base de palos he aprendido. ¿Amor? Una palabra demasiado corta para el gran signficado que tiene; y si de algo he aprendido sobre ese concepto es que esa palabra viene acompañada de dos más; tristeza y felicidad.